Cuando imaginamos el mundo de la logística, a menudo pensamos en terminales portuarias, camiones cruzando fronteras o contenedores alineados en un muelle. Pero lo cierto es que una gran parte de este sector se mueve desde una oficina. Algunas de las posiciones más técnicas, estables y con mayor proyección profesional se desarrollan frente a una pantalla, donde lo que cuenta es la precisión, el orden y la capacidad de coordinación. Hoy queremos hablarte de dos de esas salidas profesionales: agente de envíos y agente de carga aérea.
Ambas figuras son esenciales en cualquier cadena de suministro internacional. No solo porque garantizan que las mercancías lleguen a su destino, sino porque se aseguran de que lo hagan cumpliendo con todos los requisitos documentales, aduaneros y normativos. Si eres una persona organizada, te gusta el detalle y quieres estar en el centro del comercio global, estas podrían ser dos salidas profesionales muy alineadas con tu perfil.
¿Qué tipo de empresas contratan estos perfiles?
Tanto los agentes de carga aérea como los agentes de envíos trabajan habitualmente en empresas transitarias, operadores logísticos internacionales, agencias de aduanas, forwarders o incluso en departamentos de exportación e importación de grandes grupos industriales o distribuidores. También es común encontrarlos en el entorno de empresas de e-commerce o de gran consumo con actividad global. Aunque muchas veces operan desde centros logísticos cercanos a puertos o aeropuertos, también pueden estar integrados en oficinas administrativas o hubs de coordinación logística.
¿En qué consiste exactamente su trabajo?
Un agente de envíos es el guardián de la documentación. Nada entra ni sale sin su revisión. Su día a día gira en torno a expedientes que deben estar impecablemente organizados y completos. Por ejemplo, prepara certificados sanitarios cuando se exportan productos alimentarios, cosméticos o farmacéuticos; revisa los packing lists para asegurarse de que el contenido declarado coincide exactamente con la mercancía cargada; y valida los certificados de origen necesarios para que el cliente pueda beneficiarse de tratados arancelarios, como un EUR.1 o un Formulario A.
También emite o revisa facturas proforma, se asegura de que el valor en aduana esté correctamente calculado, y verifica que los Incoterms acordados (como FOB, CIF o DDP) se reflejen con precisión en todos los documentos: ¿quién paga el transporte? ¿quién asume el seguro? ¿dónde se hace efectiva la entrega? Cada matiz tiene implicaciones económicas y legales.

En situaciones más complejas, debe tramitar permisos especiales. Por ejemplo, si la empresa exporta mercancía peligrosa (como productos químicos), el agente coordina la obtención de los certificados IMDG, verifica la correcta clasificación de la carga y gestiona con aduanas y transportistas que se cumplan todas las normativas internacionales. O si se trata de una operación triangular, debe asegurarse de que la documentación no revele el origen real al cliente final por temas comerciales.
Por su parte, un agente de carga aérea trabaja en un entorno donde la velocidad es crítica. Aquí no se habla de semanas de tránsito como en el transporte marítimo: se trabaja con márgenes de horas. Este profesional confirma disponibilidad de espacio con aerolíneas, coordina los tiempos de recogida con los transportistas terrestres y prepara la Air Waybill (AWB), el documento clave que actúa como contrato de transporte y guía de embarque.
Imagina una empresa de moda que debe enviar una colección desde Barcelona a Tokio para una feria. Si la mercancía no llega en 48 horas, pierde todo su valor. El agente debe asegurarse de que cada bulto esté listo, documentado y reservado en el vuelo adecuado. O piensa en una farmacéutica que envía vacunas con control de temperatura: el agente coordina vuelos con bodegas refrigeradas, verifica que se cumplan las normativas de IATA y se asegura de que el envío cuente con los dispositivos de seguimiento necesarios.
Además, cualquier mínimo error o imprevisto -un código mal escrito, un vuelo retrasado, una documentación incompleta- puede dejar la mercancía en tierra. Y eso, en muchos casos, es inaceptable. Por eso, este perfil exige capacidad de reacción inmediata, pensamiento logístico, y una excelente coordinación entre actores: clientes, aerolíneas, agentes de aduanas, almacenes y camioneros.

Ambos trabajos se desarrollan entre bastidores, pero son absolutamente clave para el éxito de cualquier operación internacional. Si el agente de envíos comete un error, la mercancía puede quedar bloqueada en la aduana durante días, con sobrecostes para el cliente. Si el agente de carga aérea falla, el envío puede perder su vuelo… y el cliente puede perder su confianza.
Por eso, aunque puedan parecer puestos “administrativos”, son roles estratégicos, donde el control del detalle, la organización y el conocimiento técnico marcan la diferencia. Y donde, además, se abre un recorrido profesional apasionante para quien quiera crecer en el mundo de la logística internacional.
¿Qué asignaturas de la carrera están relacionadas con estas posiciones?
Es posible que, al leer términos como Cargowise, ERP logístico o Incoterms, te entren dudas. ¿De verdad estás preparado para asumir una posición así? La respuesta es sí -si has aprovechado bien tus estudios.
Durante la carrera, aunque no siempre seas consciente, ya te has enfrentado a muchas de las herramientas y conceptos que se utilizan en estas funciones. Asignaturas como Documentación del transporte internacional, Gestión aduanera, Contratación logística, Transporte marítimo y aéreo o Sistemas de información logística te han dado las bases. Has aprendido cómo funciona un flujo de exportación, cómo se estructura una declaración aduanera o cómo identificar los documentos necesarios para que una mercancía viaje de Barcelona a Singapur sin quedar bloqueada en destino.
¿Te falta práctica? Probablemente sí. ¿Te falta confianza? Quizá. Pero si has estudiado con rigor y te interesa el mundo de la logística internacional, estás más cerca de lo que crees. Estas posiciones no buscan personas con veinte años de experiencia, sino gente capaz de aprender rápido, con sentido común, orden, y ganas de crecer en el sector.
Nadie nace sabiendo usar SAP ni conoce el código HS de memoria. Pero si comprendes la lógica que hay detrás y has trabajado bien en clase, tienes lo necesario para empezar.
¿Qué perfil profesional encaja bien en estos puestos?
Estamos hablando de trabajos donde el más mínimo error puede provocar retrasos, penalizaciones o bloqueos aduaneros. Por eso, las empresas buscan perfiles con:
- Alta atención al detalle
- Capacidad de organización y planificación
- Buenas habilidades comunicativas
- Dominio de idiomas, especialmente inglés
- Soltura con herramientas digitales y sistemas logísticos
Además, es clave tener sentido de la responsabilidad. Aunque son funciones administrativas, no son tareas mecánicas. Requieren criterio, proactividad y capacidad para tomar decisiones ante imprevistos.
Una puerta de entrada con recorrido
Aunque se les llame “puestos administrativos”, estos roles tienen un peso estratégico dentro de la empresa. Muchas personas que hoy lideran departamentos de exportación, compras internacionales o logística global comenzaron su trayectoria como agentes de carga o de envíos. Dominar la documentación, entender los flujos regulatorios y conocer cómo se mueve la mercancía entre países es una base sólida para crecer en el sector.
Si estás a punto de terminar tus estudios y buscas un primer empleo que combine estabilidad, responsabilidad y contacto directo con la logística internacional, considera seriamente estas ofertas de empleo en logística. En Kokargo, sabemos que no hay progreso sin personas capaces de hacer que las cosas funcionen, papel a papel, envío a envío.