En el transporte marítimo internacional, una de las decisiones más estratégicas para cualquier empresa es cómo asegurar la capacidad de carga: firmar contratos a largo plazo con tarifas predefinidas o recurrir al mercado spot, negociando cada envío al precio vigente en ese momento. No existe una fórmula única; la respuesta depende en gran medida de las tendencias de precios del mercado y de la capacidad de la empresa para anticiparse a ellas.
Ventajas de los contratos a largo plazo
Los contratos a largo plazo han sido la opción tradicional de los cargadores. Pactar una tarifa estable por varios meses o un año ofrece estabilidad presupuestaria y facilita las previsiones de costes logísticos. Para empresas con flujos regulares y volúmenes elevados, esta previsibilidad es oro: permite protegerse de subidas repentinas de tarifas y asegura espacio en los buques durante los picos de demanda.
De hecho, cuando el mercado atraviesa un período de precios excepcionalmente bajos, cerrar un contrato a largo plazo se parece mucho a “comprar barato” en otros mercados. Asegurar hoy una tarifa mínima significa blindarse frente a aumentos futuros y ganar tranquilidad financiera.
¿Qué ventajas ofrece el mercado spot?
El mercado spot, por su parte, ofrece una ventaja evidente: flexibilidad. Cuando las tarifas muestran una tendencia bajista o se espera que caigan, muchas empresas prefieren operar en spot para evitar quedar atrapadas pagando un precio elevado durante meses. Además, el spot permite aprovechar oportunidades puntuales en rutas concretas, ajustar volúmenes de envío según la demanda y reducir compromisos fijos.
El riesgo, sin embargo, es claro: la falta de previsibilidad. En períodos de alta demanda, el spot puede volverse mucho más caro que las tarifas de contrato, y no siempre garantiza la disponibilidad de espacio.
El equilibrio como estrategia
Los expertos coinciden: la clave está en el equilibrio. La combinación de contratos a largo plazo y exposición parcial al mercado spot permite obtener lo mejor de ambos mundos.
- Con los contratos a largo plazo, se garantiza capacidad en rutas críticas y se asegura un colchón de estabilidad de costes.
- Con el spot, se conserva la flexibilidad necesaria para adaptarse a caídas de precios o a cambios en la demanda.
De este modo, la empresa puede navegar un mercado volátil sin perder competitividad ni capacidad de servicio.
¿Cómo afecta conocer las tendencias de precios?
El verdadero factor diferencial está en la información. Conocer hacia dónde evolucionan las tarifas transforma la manera en que las compañías toman decisiones:
- Estrategia de contratación: si se anticipa una bajada, se apuesta por el spot; si se prevé una subida, se cierran contratos a largo plazo para blindarse.
- Presupuesto y finanzas: la previsión de tendencias permite planificar costes con precisión y evitar sorpresas que dañen los márgenes.
- Gestión de la cadena de suministro: las empresas pueden adelantar o retrasar envíos según convenga, optimizar inventarios y reducir gastos de almacenamiento.
- Negociación con navieras y transitarios: disponer de datos de mercado da poder de negociación, evitando pagar por encima de lo que marcan los índices.
- Impacto en el cliente: si se planifica bien, los clientes no notan las oscilaciones. Las entregas llegan puntuales y los compromisos se cumplen. Quien no sigue las tendencias, en cambio, suele sufrir retrasos, sobrecostes y pérdida de confianza.
En definitiva, saber interpretar el mercado no solo permite ahorrar, sino también mantener la fiabilidad del servicio y proteger la relación con los clientes.
¿Qué nos dicen hoy los mercados de transporte marítimo sobre tarifas y rutas?
- Entre junio y agosto de 2025, las tarifas spot entre Asia y EE. UU. han caído un 58 % en la ruta Asia-Costa Oeste y un 46 % en la ruta Asia-Costa Este, ya que la capacidad superó la demanda (Reuters).
- En junio de 2025, el World Container Index (WCI) se disparó un 41 % en una sola semana, alcanzando los 3.527 USD por FEU, tras la suspensión temporal de aranceles entre EE. UU. y China (Reuters).
- En la ruta Shanghái–Róterdam, las tarifas bajaron un 10 %, situándose en torno a 2.385 USD/FEU, lo que demuestra la fuerte volatilidad en Asia-Europa (Container News).
- Durante la crisis del Mar Rojo, entre diciembre de 2023 y febrero de 2024, las tarifas Asia–Europa se triplicaron hasta 5.500 USD/FEU, estabilizándose después en niveles aún muy superiores a la media histórica (Freightos).
- En mayo de 2024, los desvíos por el Mar Rojo elevaron el coste de un contenedor desde China al norte de Europa hasta los 4.615 USD/FEU, por el alargamiento de rutas vía África (Reuters).
Estos ejemplos ponen de relieve que el mercado puede cambiar en cuestión de semanas. Tener visibilidad de esas tendencias permite decidir si conviene asegurar contratos a largo plazo o aprovechar oportunidades puntuales en el spot.
¿Quién dentro de la empresa toma estas decisiones?
Normalmente es el supply chain manager o el responsable de logística internacional quien evalúa las tendencias y decide qué proporción de contratos y spot conviene en cada momento. En grandes corporaciones, esta tarea recae en equipos de procurement logístico, mientras que en pymes suele asumirla el director de operaciones o el gerente, apoyándose en transitarios y plataformas de inteligencia de mercado para tener visibilidad.
Elegir entre contratos a largo plazo o mercado spot no es una cuestión binaria. Se trata de analizar el contexto, interpretar las tendencias de precios y diseñar una estrategia híbrida que combine estabilidad y flexibilidad. En un sector donde la volatilidad es la norma, esta capacidad de adaptación —basada en información real y actualizada— marca la diferencia entre pagar de más o asegurar la competitividad a largo plazo.