En un mercado como el del transporte marítimo internacional, disponer de información en tiempo real sobre las tarifas de transporte no es un lujo: es una herramienta estratégica esencial. Gracias a índices como el Shanghai Containerized Freight Index (SCFI) o el Freightos Baltic Index (FBX), las empresas pueden identificar rutas más económicas, desviar envíos a puertos alternativos y negociar con mayor poder con los transportistas.
Ejemplos reales con datos de mercado
- Shanghai a Rotterdam (Asia–Europa): Según Drewry, hace pocos días las tarifas spot desde Shanghái a Róterdam se redujeron un 10 %, situándose en aproximadamente 2.385 USD por FEU (40 ’).
- Escalada en rutas transatlánticas: En la misma fuente, desde Shanghái a Los Ángeles los precios subieron un 8 %, alcanzando 2.522 USD/FEU, y desde Shanghái a Nueva York aumentaron un 12 %, hasta 3.677 USD/FEU.
- Picos recientes motivados por aranceles: Un informe de Reuters señaló que los precios en el índice global de contenedores (WCI) subieron un 41 % en una semana, alcanzando los 3.527 USD por contenedor de 40 pies, impulsados por la reducción temporal de aranceles entre EE. UU. y China. En la ruta Shanghái–Costa Oeste de EE. UU., los precios alcanzaron 5.876 USD por FEU, mientras que el SCFI para esa conexión se aproximaba a los 6.000 USD/FEU.
Estos ejemplos muestran con claridad hasta qué punto el mercado puede fluctuar de manera rápida y desigual según la ruta. Mientras las tarifas entre Asia y Europa caen, lo que abre una ventana de oportunidad para redirigir mercancías a través de puertos como Róterdam, las conexiones transatlánticas pueden dispararse en cuestión de días.
Una empresa que siga de cerca estos cambios no solo puede anticiparse, sino también reaccionar con agilidad: desviar sus envíos desde Barcelona o Valencia hacia Róterdam, o incluso considerar Marsella si allí encuentra precios más competitivos y menor congestión. Esta flexibilidad, respaldada por datos, se traduce en miles de dólares de ahorro y, sobre todo, en la capacidad de mantener los compromisos de entrega.
¿Y quién se encarga de vigilar estas tendencias dentro de la empresa?
Ahora bien, ¿quién dentro de la organización se encarga de vigilar estas señales del mercado? En la mayoría de compañías, esta tarea recae en el supply chain manager o en el responsable de logística internacional, profesionales que monitorizan a diario índices como el SCFI, el FBX o el XSI (Xeneta Shipping Index). En corporaciones de mayor tamaño, suele existir un equipo especializado de procurement logístico o transport managers, cuyo papel es negociar directamente con navieras y transitarios. En cambio, en empresas más pequeñas la responsabilidad puede estar en manos del director de operaciones o incluso del propio gerente, que se apoya en transitarios para acceder a datos y cotizaciones actualizadas.
El verdadero valor de toda esta información radica en las decisiones que permite tomar. Una empresa bien informada puede redirigir sus cargas a puertos alternativos, elegir entre varios transportistas en lugar de depender de uno solo, o adelantar embarques cuando los indicadores señalan una inminente subida de precios. También puede utilizar este conocimiento como palanca en la negociación: cuando los transportistas saben que el cliente tiene visibilidad de mercado y alternativas reales, están mucho más dispuestos a ofrecer tarifas competitivas y un servicio fiable.