La eficiencia en el uso de recursos limitados pasa necesariamente por una buena planificación, un análisis exhaustivo de los procesos y una coordinación impecable entre departamentos y proveedores. Optimizar el inventario y los envíos LCL requiere no solo de sistemas flexibles como el JIT, sino también de una planificación cuidadosa, cálculos precisos y una coordinación constante entre equipos y proveedores. Para empresas con infraestructuras ajustadas, esta estrategia permite maximizar recursos y responder a la demanda del mercado sin cargar la estructura con costes innecesarios o personal adicional, garantizando así una operativa sostenible y competitiva en el mercado global.
Para lograr esta optimización, la coordinación entre los responsables de exportación, el almacén y el departamento de compras es fundamental. Estos departamentos deben trabajar juntos para entender las demandas de cada uno y asegurarse de que los envíos se ajustan a las necesidades tanto de los clientes externos como de los internos. El departamento de compras, que actúa como “cliente” del almacén, debe estar alineado con las operaciones de exportación para evitar cuellos de botella o situaciones en las que el stock se acumule en exceso o falte en momentos clave.
El sistema JIT, que permite recibir y producir lo justo en el momento preciso, es ideal para empresas con espacio y personal limitados. Sin embargo, su efectividad se basa en hacer cálculos precisos y en planificar con detalle el flujo de entrada y salida de mercancías. Un análisis detallado de las demandas del cliente y las necesidades internas ayuda a evitar acumulaciones innecesarias en el almacén, optimizando así los recursos existentes y reduciendo costes de almacenamiento.
Los envíos LCL complementan este sistema, al permitir despachar mercancía sin esperar a llenar un contenedor completo, lo que reduce tiempos de espera y garantiza que los productos lleguen a los clientes en los plazos acordados. Pero la elección entre envíos LCL y FCL no es siempre sencilla: un cálculo mal hecho puede ocultar costes adicionales, como los que se derivan de almacenar mercancía en aduanas por falta de espacio en el almacén o los cargos por estadía de contenedores cuando no se devuelven a tiempo. Por ello, los responsables de exportación deben evaluar cuidadosamente cada opción, considerando no solo el coste del envío sino también los posibles sobrecostes ocultos y el impacto en la satisfacción del cliente.
Además, contar con proveedores y socios logísticos que comprendan estas necesidades y se adapten a ellas es esencial para mantener la eficiencia operativa. Un socio como Kokargo, con experiencia en envíos internacionales y soluciones personalizadas, puede ser el apoyo necesario para mantener esta coordinación y asegurar que los envíos fluyan de manera ágil y sin contratiempos. Con una comunicación fluida y un seguimiento detallado de cada envío, Kokargo permite a los responsables de exportación y a los departamentos de compras coordinarse mejor y cumplir con los plazos establecidos sin tener que sobredimensionar el equipo o la infraestructura.