La reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que ha afectado a varias regiones de España, especialmente en la Comunidad Valenciana, ha tenido un impacto devastador en el sector logístico, particularmente en el transporte marítimo y las cadenas de exportación. Este fenómeno meteorológico extremo ha causado daños en infraestructuras clave y ha puesto a prueba la resiliencia y capacidad de adaptación del sector logístico.
Efectos en el puerto de València: el epicentro del impacto logístico
El puerto de València, uno de los mayores centros logísticos y de exportación marítima en el Mediterráneo, ha sufrido importantes alteraciones debido a la DANA. Las terminales de contenedores, que normalmente operan las 24 horas, vieron reducidas sus horas de funcionamiento debido a los daños causados y la necesidad de evaluar la seguridad de las infraestructuras. Actualmente, las terminales operan de 08:00 a 20:00 horas, y en el caso de la terminal CSPV (Cosco Shipping), de 06:00 a 20:00 horas. Esto representa una reducción significativa en la capacidad operativa y en el flujo de mercancías, afectando directamente a la exportación.
Además, el Puesto de Control Fronterizo (PCF) en el puerto de València, que se encarga de la inspección fitosanitaria de las mercancías de comercio exterior, también ha sufrido limitaciones debido a la falta de personal inspector. Esto ha afectado especialmente a las exportaciones de productos agrícolas, que requieren una inspección rápida y rigurosa para evitar retrasos y posibles pérdidas de mercancía.
Restricciones en el transporte terrestre y sus consecuencias
El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible ha tenido que implementar desvíos provisionales para restablecer la conexión entre la A-7 y la A-3, dos arterias fundamentales para el transporte terrestre en la región. Sin embargo, las restricciones de tráfico han sido inevitables, especialmente para los aproximadamente 5.000 camiones que transitan diariamente por el puerto de València. La Federación Valenciana de Empresas de Transporte (FVET) ha coordinado rutas alternativas para los camiones, incluyendo trayectos hacia Zaragoza, Madrid, Alicante y Murcia.
Estas restricciones en las principales vías de acceso han creado cuellos de botella, retrasando el movimiento de mercancías hacia y desde el puerto y afectando a las empresas de exportación que dependen de un flujo constante y rápido de productos. En este contexto, la capacidad de una empresa de exportación para adaptarse a las rutas alternativas y minimizar los retrasos se vuelve fundamental para cumplir con los compromisos de entrega internacionales.
Impacto en la cadena logística y en las operaciones de exportación
La DANA ha alterado no solo las operaciones en el puerto y el transporte terrestre, sino también la cadena logística de exportación en su conjunto. Las restricciones en los horarios de operación y la disminución del tráfico de camiones han reducido la capacidad de las empresas de exportación para cumplir con sus cronogramas de envío. La necesidad de almacenamiento temporal ha incrementado, con depósitos de contenedores y plataformas logísticas terrestres, como las ubicadas en Riba-roja, funcionando al límite de su capacidad. Esta situación plantea desafíos adicionales para las empresas de exportación, que deben gestionar eficientemente sus recursos para minimizar las pérdidas.
Además, Valenciaport ha anunciado la reanudación gradual de las actividades logísticas, pero la situación sigue siendo incierta y sujeta a la evolución de las condiciones meteorológicas y el progreso en las reparaciones de infraestructuras dañadas. Las empresas de transporte marítimo y de exportación que operan en España deben estar preparadas para adaptarse a estos cambios y mantener una comunicación constante con sus clientes y proveedores para evitar rupturas en la cadena de suministro.
Preparación y resiliencia: lecciones logísticas que no podemos ignorar
Las recientes DANA que han azotado España han puesto en evidencia una verdad incómoda pero ineludible: la logística moderna ya no puede permitirse el lujo de ser vulnerable al clima. Las lluvias torrenciales, las inundaciones y la interrupción de infraestructuras críticas no son anomalías; son síntomas de una nueva normalidad climática que exige respuestas logísticas distintas, más rápidas, más coordinadas y —sobre todo— más resilientes.
En este contexto, las empresas del sector exportador y del transporte marítimo que apuesten por una infraestructura resistente, adaptable y bien gestionada, no solo mitigarán los daños. Estarán en condiciones de ganar cuota de mercado cuando otros no puedan cumplir. Esto requiere inversiones, sí, pero también una nueva mentalidad: la logística ya no es solo eficiencia; es continuidad.
La digitalización no es una opción, es el pilar de la resiliencia
Eventos extremos como la DANA también demuestran que la tecnología ya no es un “valor añadido”: es el salvavidas. La implementación de sistemas de seguimiento en tiempo real, alertas automatizadas, inteligencia artificial aplicada a la planificación de rutas o análisis predictivo de riesgos puede marcar la diferencia entre una entrega fallida y una operación salvada en el último minuto.
Apostar por la digitalización permite a los exportadores:
- Reaccionar con agilidad ante cambios meteorológicos o cortes de rutas.
- Coordinar a todos los actores de la cadena logística en tiempo real.
- Reprogramar operaciones sin perder trazabilidad ni comprometer tiempos de entrega.
Desde Kokargo lo tenemos claro: la competitividad de España como país exportador no se mantendrá con infraestructuras del siglo XX ni con procesos desconectados. Se construirá sobre una logística preparada para lo imprevisible, integrada con tecnología y capaz de adaptarse en horas, no en semanas.