En el arranque de 2025, el sistema portuario español ha movido 87,4 millones de toneladas en solo dos meses. Si bien esta cifra supone un descenso del 1,7% respecto al mismo periodo de 2024, el volumen sigue siendo de una magnitud extraordinaria. ¿Pero qué hay detrás de esta aparente desaceleración?
La realidad es que el comercio internacional ha iniciado el año con señales mixtas. Venimos de un 2024 sólido, con un crecimiento del 2,7% y un total de 557,7 millones de toneladas, pero enero de 2025 arrancó con un retroceso del 6,4%. En febrero, la caída se moderó, pero no se revirtió. Lo que vemos no es tanto un frenazo como un reequilibrio. Y eso importa, sobre todo si te dedicas a exportar.
¿Qué segmentos crecen y cuáles se desinflan?
Los datos nos cuentan una historia de contrastes. Por un lado, la mercancía general —el gran termómetro del consumo y la producción industrial— creció un 3,5%, con 44,2 millones de toneladas. Dentro de este grupo, la mercancía convencional tuvo un repunte aún más potente, del 9,9%. Esta tendencia es importante para sectores como el metalúrgico, el maderero o el agroalimentario, donde los productos no siempre viajan en contenedor.
Además, el tráfico en TEUs (contenedores de veinte pies) subió un 2,6%. Pero lo más interesante: las operaciones de importación y exportación aumentaron un 9,7%. Esto refleja un dinamismo creciente del comercio bilateral, especialmente en puertos como Algeciras, Valencia o Barcelona.
Por el contrario, los graneles sólidos y líquidos se desinflan. Los sólidos cayeron un 5,7% (tras un desplome del 18,3% en enero) y los líquidos un 7%. Aquí hablamos de carbón, materiales de construcción y productos petroleros. ¿Por qué importa esto? Porque son sectores muy sensibles a los ciclos económicos y a la transición energética, que está acelerándose.
El tráfico ro-ro (vehículos y maquinaria sobre ruedas) creció un notable 7,8%, hasta los 12,4 millones de toneladas. Este dato es clave para los exportadores de automoción, maquinaria industrial y logística pesada. Y atención: el tráfico de pasajeros aumentó un 8,5%, síntoma de una recuperación turística que también impulsa la demanda logística vinculada.
¿Dónde está el verdadero problema?
El reto no está en las cifras absolutas, sino en la lectura que hacemos de los flujos. El descenso de algunos tráficos estructurales indica que estamos ante un cambio de patrón. España ya no es solo un país de tránsito de materias primas: gana peso en mercancía transformada, en productos de mayor valor añadido, en cadenas logísticas más complejas.
Pero este nuevo escenario exige más preparación, tecnología y estrategia. Si antes bastaba con embarcar, ahora hay que optimizar rutas, sincronizar operaciones puerto-adentro, diversificar mercados y apostar por soluciones logísticas resilientes. Las empresas que no se adapten quedarán fuera del juego.
Esto no va de crisis, sino de evolución. Los datos nos dicen que el pesaje del sistema logístico español se está trasladando: de los graneles energéticos y de construcción, a mercancía de mayor valor añadido y flujo contenerizado. Es una señal inequívoca de que los procesos logísticos son más sofisticados, y que es necesario operar con mayor precisión y visibilidad. En este nuevo entorno, no basta con embarcar. Hay que conectar mejor con la demanda, sincronizar con cadenas de suministro globales y adaptarse a rutas que cambian rápidamente. Eso es lo que significa operar de forma diferente.
¿Qué deberían hacer las empresas exportadoras ahora?
Primero, interpretar bien los datos. No estamos ante un colapso, sino ante una transformación de fondo. Hay segmentos que crecen y oportunidades que se abren.
Segundo, revisar su estrategia logística: ¿puedes agrupar mejor tus cargas? ¿Estás aprovechando los nuevos hubs logísticos? ¿Tienes suficiente visibilidad sobre tus operaciones en tránsito?
Tercero, apoyarse en partners sólidos. En Kokargo creemos que este momento es una oportunidad única para mejorar la eficiencia logística y ganar cuota en mercados internacionales. Los que reaccionen rápido podrán consolidarse en la nueva normalidad del comercio marítimo.
El transporte marítimo español no se está frenando. Está afinando su modelo. Y tú, ¿vas a seguir operando igual que hace cinco años?