Cómo encontrar el código arancelario de tu producto

Exportar ya no es una opción secundaria, sino un canal prioritario. La internacionalización se ha consolidado como una estrategia imprescindible para cualquier empresa que quiera sostener su crecimiento. Pero, ¿qué ocurre cuando el desconocimiento de trámites básicos ralentiza tus operaciones? Uno de los errores más recurrentes y costosos que detectamos en el transporte marítimo internacional es la falta de precisión a la hora de identificar el código arancelario de los productos.

¿Te suena? Ese número que nadie sabe bien para qué sirve hasta que llegan las sanciones, los retrasos en aduanas o las diferencias abultadas en los costes de importación. Si llevas tiempo exportando, seguramente ya hayas topado con él. Si te inicias ahora, grábate esto a fuego: sin el código arancelario correcto, tu exportación está en riesgo.

¿Por qué es tan importante el código arancelario?

El código arancelario —también conocido como HS Code (Harmonized System) o TARIC en el contexto europeo— es un identificador numérico que clasifica las mercancías a nivel internacional. Este código determina los aranceles, impuestos y requisitos que debe cumplir tu producto para cruzar fronteras. Y no hablamos de un detalle menor: según la Organización Mundial de Aduanas (WCO), el Sistema Armonizado (HS) se utiliza como referencia en más del 95% del comercio internacional, lo que convierte al código arancelario en una pieza fundamental para mover mercancías entre países.

¿La consecuencia directa? Si no utilizas el código correcto, la aduana puede aplicar un arancel superior al que corresponde, retener tu carga por sospecha de error documental o incluso sancionar a tu empresa. Todo esto, además del coste de oportunidad por retrasos en entregas, penalizaciones contractuales y pérdida de confianza del cliente.

El problema: asignar el código arancelario no siempre es tan obvio

Aquí es donde empiezan los dolores de cabeza. Imagina que exportas “piezas de plástico para maquinaria industrial”. ¿A qué categoría pertenece? ¿Es plástico? ¿Es parte de maquinaria? ¿Se clasifica por el uso final o por el material?

La realidad es que muchos productos pueden encajar en más de una categoría. Y aunque existen bases de datos oficiales, no siempre son intuitivas. De hecho, diversos estudios del sector apuntan que un porcentaje significativo de las declaraciones aduaneras contienen errores de clasificación arancelaria, lo que genera sobrecostes millonarios cada año en el ámbito logístico..

La clave: cómo encontrar el código arancelario adecuado

Aquí no hay atajos. Si quieres exportar con garantías, dedícale tiempo a esto. Te dejo un método claro y directo para localizar el código arancelario correcto:

  • Consulta la base de datos TARIC:. Introduce palabras clave de tu producto y revisa las descripciones en la base de datos del TARIC.
  • Analiza el sistema armonizado (HS): este sistema agrupa productos en capítulos (por ejemplo, el capítulo 84 para maquinaria y aparatos mecánicos). Familiarízate con su estructura.
  • Lee las notas legales que acompañan cada sección y capítulo. Allí encontrarás criterios clave para decidir si tu producto encaja o no.
  • Solicita una información arancelaria vinculante (IAV) si tienes dudas. Este documento oficial emitido por la Agencia Tributaria te asegura que tu código es válido para toda la UE durante seis años.
  • Consulta con expertos en logística y aduanas. Un buen transitario puede ayudarte a evitar errores graves.

¿Pueden ayudarte las agencias de aduanas a encontrar el código arancelario?

Sí, y no solo pueden: deberían hacerlo. Una agencia de aduanas o un transitario serio debe ofrecerte asistencia en la clasificación arancelaria de tus productos como parte de sus servicios. Contar con su experiencia es clave para reducir errores y evitar sorpresas desagradables en frontera. Estos profesionales analizan las características técnicas y comerciales del producto, consultan bases de datos oficiales y aplican su conocimiento práctico para asignar el código correcto. Además, si existe alguna duda razonable, pueden gestionar en tu nombre una Información Arancelaria Vinculante (IAV), que te garantiza seguridad jurídica durante seis años dentro de la Unión Europea.

Ahora bien, conviene no llevarse a engaño. Por mucho que delegues en tu agente de aduanas, la responsabilidad final siempre es tuya como exportador o importador. La normativa es clara al respecto: si hay errores en la clasificación arancelaria, quien responde ante la autoridad aduanera eres tú. Eso significa sanciones, ajustes retroactivos en los aranceles, paralización de mercancía o incluso la pérdida de beneficios fiscales aplicables.

Por eso, nuestra recomendación es que trabajes codo con codo con tu operador logístico y revises cada código arancelario de forma periódica. Cambios en la composición del producto, variaciones en los usos comerciales o actualizaciones legales pueden hacer que lo que ayer era correcto hoy ya no lo sea. Externalizar la gestión está bien, pero entender lo que ocurre en tu operativa aduanera es imprescindible para no poner en riesgo tus exportaciones.

Nuestra recomendación

Si exportas con regularidad o manejas productos complejos, no improvises. Empresas han perdido contratos millonarios por errores tan básicos como aplicar un código incorrecto. Consúltanos. Asegúrate de integrar la identificación arancelaria en tu proceso de diseño de producto, desde el minuto uno. ¿Vas a lanzar una nueva línea? Determina antes cómo se clasificará aduaneramente. ¿Modificas materiales? Revisa si el código cambia.

Recuerda: el código arancelario no es un trámite accesorio. Es la llave que abre (o cierra) las puertas del comercio internacional. Si lo gestionas bien, te ahorrará dinero, tiempo y disgustos. Si lo ignoras, puede ser el principio del fin de tu expansión exterior.

Así que, si aún no lo has hecho, revisa hoy mismo los códigos arancelarios de tu catálogo. No esperes a que te lo reclame la aduana.