El Corredor Bioceánico: Un Catalizador para la Integración Suramericana y el Transporte Marítimo

Vivimos en una época donde el transporte marítimo internacional juega un papel fundamental en la economía global. Con más de 30 años de experiencia en el sector, hemos visto cómo este medio de transporte ha ido evolucionando, adaptándose a las nuevas realidades y demandas, y cómo se ha convertido en el principal motor de la economía global.

En este contexto, la propuesta del presidente paraguayo, Santiago Peña, de transformar a Paraguay en un centro de integración Suramericana a través del proyecto ‘Corredor Bioceánico‘, es un reflejo de la importancia que tiene la cooperación regional en el desarrollo económico y social de los países.

El Corredor Bioceánico de Capricornio es mucho más que un proyecto vial: es una apuesta geopolítica y económica que busca conectar el océano Atlántico con el Pacífico atravesando el corazón de Sudamérica. Su trazado tiene una lógica clara: acortar distancias, reducir costes logísticos y unir a países históricamente desconectados en términos de infraestructura. El eje principal atraviesa unos 532 kilómetros del Chaco paraguayo, desde Carmelo Peralta, en la frontera con Brasil, hasta Pozo Hondo, en la frontera con Argentina. Desde allí, la conexión continúa hacia el norte de Chile a través de Jujuy y Salta, hasta alcanzar los puertos del Pacífico, como Antofagasta, Mejillones o Iquique.

Sin embargo, la implementación de este proyecto no está exenta de desafíos. Para que el ‘Corredor Bioceánico’ sea una realidad, se necesitará una cooperación estrecha entre los gobiernos de la región, así como importantes inversiones en infraestructuras y en tecnología. Además, será importante tener en cuenta los posibles impactos ambientales de un proyecto de esta envergadura.

¿Qué impacto puede tener este corredor en el comercio internacional?

La respuesta es clara: profundo y transformador. Actualmente, muchas exportaciones de Brasil, Paraguay, Bolivia o el norte argentino deben recorrer miles de kilómetros para salir al mar por los puertos atlánticos. El Corredor Bioceánico reduce estas distancias drásticamente, haciendo posible llegar al Asia-Pacífico con un ahorro logístico de hasta un 30 % en tiempo y costes, según estimaciones del BID y del gobierno paraguayo.

Este corredor facilitará el transporte de productos agrícolas, minerales, maquinaria y manufacturas en dirección a Asia, al tiempo que potenciará las importaciones de bienes intermedios y tecnológicos desde China, Corea o Japón hacia los polos productivos del centro de Sudamérica.

¿Qué oportunidades ofrece para las empresas exportadoras e importadoras?

Para las empresas de la región, el Corredor Bioceánico supone una vía de salida directa y más competitiva hacia mercados de alto crecimiento, especialmente en Asia. Para los operadores logísticos y navieras, abre un nuevo corredor de carga terrestre que complementa —y en algunos casos desafía— las rutas tradicionales del Mercosur.

Además, el proyecto prevé zonas logísticas, pasos fronterizos modernizados y plataformas intermodales, lo que facilitará el tránsito de mercancías sin interrupciones. Esto es especialmente relevante para mercancía sensible al tiempo, como alimentos frescos, productos farmacéuticos o partes industriales de rotación rápida.

En Kokargo seguimos de cerca esta infraestructura porque cambiará el mapa logístico de Sudamérica. La pregunta ya no es si el corredor funcionará, sino cuándo y cómo aprovecharlo al máximo. Las empresas que se anticipen podrán optimizar su posicionamiento en mercados emergentes y mejorar drásticamente su eficiencia operativa.