La balanza comercial entre España y Marruecos ha demostrado ser una relación sólida y en crecimiento, aunque con ciertos desafíos sectoriales. Durante los últimos años, España ha mantenido un superávit comercial en la relación bilateral, con exportaciones a Marruecos de 9.500 millones de euros en 2021 frente a importaciones de aproximadamente 7.300 millones de euros. España se destaca como el principal proveedor y cliente de Marruecos en Europa, alcanzando en 2021 un 37,7% del total de exportaciones de bienes de la UE hacia Marruecos y un 40,4% de sus importaciones desde el país norte-africano.
Según el Observatorio de Complejidad Económica, los productos principales en las exportaciones españolas incluyen combustibles, componentes de automoción y productos textiles, mientras que España importa de Marruecos principalmente cableado eléctrico, ropa, frutas y hortalizas, productos que generan cierta competencia con la agricultura española. La agroindustria y la pesca también tienen un impacto importante en esta relación. En 2023, España registró un déficit de 986 millones de euros en intercambios agroalimentarios, debido a importaciones significativas de productos como moluscos, frutos rojos y legumbres .
Las relaciones económicas entre España y Marruecos no solo se traducen en flujos comerciales: también se reflejan en la inversión directa. En este sentido, las empresas españolas tienen una presencia notable en territorio marroquí, especialmente en sectores estratégicos como la infraestructura, el turismo, la energía y la automoción. De hecho, según datos oficiales, la inversión acumulada de España en Marruecos supera los 4.148 millones de euros, lo que consolida a España como uno de los principales inversores europeos en el país magrebí. Este flujo de capital se traduce en obras públicas, plantas industriales, redes logísticas y servicios vinculados a las cadenas globales de valor. Marruecos, con su proximidad geográfica, su estabilidad relativa y sus acuerdos comerciales con la UE, se ha convertido en una plataforma atractiva para la deslocalización industrial y la expansión hacia África Occidental.
En sentido inverso, la inversión marroquí en España es todavía limitada, aunque en crecimiento. Se estima que ronda los 120 millones de euros, con una presencia especialmente concentrada en el comercio minorista, inmobiliario y algunos servicios. Este desequilibrio refleja la diferencia de escala económica entre ambos países, pero también deja espacio para oportunidades de cooperación empresarial más equilibradas.
En Kokargo creemos que este marco de inversión cruzada, junto con una logística eficiente y acuerdos bilaterales bien diseñados, crea un contexto ideal para el crecimiento mutuo. La inversión, cuando va acompañada de una cadena de suministro sólida, se convierte en desarrollo sostenible y expansión real.
A pesar de los beneficios comerciales, los temas de recursos naturales, en particular los provenientes del Sáhara Occidental, han sido objeto de controversia. La Unión Europea dictaminó en 2021 que Marruecos no puede incluir estos recursos en sus exportaciones hacia la UE, lo que añade una dimensión política a la balanza comercial entre ambas naciones.