Cuando terminas un grado en Logística y Transporte, lo habitual es pensar en grande. Multinacionales del retail. Operadores logísticos globales. Plataformas de última milla. Empresas donde las rutas están automatizadas, los almacenes robotizados y cada proceso tiene un sistema detrás. Pero… ¿y si te dijéramos que las oportunidades reales pueden estar mucho más cerca?
Porque mientras todos miramos hacia arriba, hay miles de pequeñas empresas alimentarias a tu alrededor que necesitan exactamente lo que tú sabes hacer. Panaderías con reparto. Obradores artesanales. Distribuidores de productos frescos. Empresas de cátering. Cooperativas de km 0. Tiendas de barrio con venta online. Y muchas, muchas más. Son empresas que no tienen un departamento de logística. A veces, ni siquiera una persona dedicada. Pero sí pueden tener rutas mal organizadas, inventarios sin control, productos que caducan, entregas que se retrasan, cámaras sin seguimiento, costes que se disparan. No lo llaman “problemas logísticos”, pero lo son. Y tú, como profesional formado, puedes resolverlos.
Aquí es donde entras tú. Has estudiado procedimientos. Has hecho simulaciones. Has analizado flujos, costes, tiempos. Y todo eso es aplicable. Mucho más de lo que piensas. Porque precisamente en estas empresas pequeñas y medianas es donde más se nota la diferencia entre hacerlo como siempre… o hacerlo con criterio.
Vamos a ver cómo puedes aplicar todo lo que has aprendido, asignatura por asignatura, para mejorar de verdad el funcionamiento de una empresa alimentaria. No se trata de esperar una oportunidad. Se trata de detectarla tú. Y proponer soluciones que tengan impacto real desde el primer día.
¿Cómo puedes mejorar la distribución? Planificación de rutas y tiempos
Antes de proponer mejoras, hazte preguntas. ¿Cómo se están planificando las rutas ahora mismo? ¿Cuántos kilómetros se recorren? ¿Cuántas horas se conducen al día? ¿Se repiten zonas en diferentes días? ¿Hay entregas que siempre generan incidencias? ¿Qué herramientas se están utilizando -si es que se usa alguna- para organizar el reparto? ¿Se informa al cliente de cuándo recibirá su pedido? ¿Se agrupan bien las entregas o se improvisa sobre la marcha? Solo entendiendo el sistema actual podrás detectar duplicidades, tiempos muertos o recorridos innecesarios. Y con eso, empezar a transformar. Porque muchas veces no hace falta un software complejo: basta con alguien que se haga las preguntas correctas.
En tu grado aprendiste a calcular rutas óptimas, minimizar tiempos muertos y reducir kilómetros en vacío. Muchas pequeñas empresas reparten de forma intuitiva: hoy voy al centro, mañana a las afueras. Pero si analizas los puntos de entrega, puedes proponer rutas agrupadas por zonas geográficas, franjas horarias o días de la semana. Reduciendo desplazamientos innecesarios, puedes recortar costes de combustible y horas de conducción. Y eso, en una empresa con márgenes ajustados, marca la diferencia.
También puedes introducir herramientas sencillas para planificar y comunicar mejor las entregas: desde una hoja de cálculo con horarios, hasta un sistema de avisos por WhatsApp a los clientes. Cuando el reparto deja de ser caótico, todo mejora: menos llamadas urgentes, menos prisas, más fiabilidad. Y eso fideliza.
¿Te acuerdas de cuando estudiaste logística de almacenes y cadena de frío? FIFO, caducidades y trazabilidad
Para saber por dónde empezar, pregúntate cómo se están gestionando ahora los productos perecederos. ¿Se controla la temperatura de las cámaras? ¿Se anotan los lotes de entrada y salida? ¿Hay trazabilidad real o solo una intuición de por dónde ha pasado cada producto? ¿Se aplican sistemas como FIFO o simplemente se coloca lo nuevo delante? ¿Cómo se sabe qué caduca primero? ¿Se podrían retirar productos rápidamente ante una alerta sanitaria? ¿Está el almacén ordenado de forma que evite errores o confusiones? Hacerte estas preguntas te permitirá entender cómo se está trabajando ahora, detectar riesgos -higiénicos, económicos y legales- y, desde ahí, proponer pequeños sistemas que lo cambien todo. Porque a veces basta con poner orden, criterio y una tabla bien diseñada para evitar pérdidas que hoy parecen inevitables.
Y es que en alimentación, los errores logísticos se pagan caros. Un yogur caducado no se puede vender. Un queso que ha roto la cadena de frío hay que tirarlo. ¿Y sabes quién puede evitar eso? Tú.
En tu formación has aprendido técnicas como el sistema FIFO (First In, First Out), la gestión de lotes, el control de temperaturas, la trazabilidad de productos desde el proveedor hasta el cliente final. Una empresa pequeña tal vez lo haga “a ojo”. Pero tú puedes implantar un pequeño sistema de control por fechas y códigos de lote, asegurando que lo que entra primero sale primero. Puedes diseñar un registro digital o físico de temperaturas para las cámaras. Puedes ordenar el almacén de forma que sea imposible equivocarse.
Todo esto no requiere inversiones grandes. Requiere criterio logístico. El tuyo.

¿Cómo puedes aportar valor en el aprovisionamiento? Compras y previsiones
Si quieres aportar valor real en el aprovisionamiento, empieza por entender cómo se está haciendo ahora. ¿Con qué frecuencia se compran los productos? ¿Se decide cuánto pedir en función de los datos o simplemente “cuando falta”? ¿Se prevén las temporadas altas? ¿Se acumula stock que luego no rota? ¿Se hacen pedidos urgentes con sobrecoste? ¿Hay un punto de pedido definido o se improvisa? Muchas veces, el aprovisionamiento en pequeñas empresas sigue dependiendo más de la costumbre que del criterio. Y ahí es donde tú puedes marcar la diferencia.
¿Te acuerdas de las curvas de demanda? ¿Del punto de pedido? ¿De los costes de rotura de stock? Todo eso que estudiaste en clase ahora cobra sentido. Puedes analizar datos de ventas, prever la demanda real, calcular cuánto y cuándo comprar. Así se evitan dos errores comunes: comprar demasiado pronto (y perder producto) o demasiado tarde (y perder ventas). Además, puedes revisar cómo se eligen los proveedores, qué condiciones se han negociado, y si realmente se están aprovechando los descuentos por volumen o los plazos más ventajosos.
Con herramientas muy sencillas -una hoja de cálculo, un histórico de ventas, un listado de mínimos y máximos por producto- puedes ayudar a que una empresa pequeña compre mejor, almacene solo lo que necesita y gaste menos sin asumir más riesgos. Es logística aplicada. Y tú ya sabes cómo hacerlo.
¿Sabes organizar un almacén? Distribución, rotulación, control
Antes de hacer cambios, observa y pregúntate: ¿cómo está organizado el almacén? ¿Hay zonas definidas para cada tipo de producto? ¿Se tiene en cuenta la caducidad, la rotación o la frecuencia de uso? ¿Quién decide dónde se coloca cada cosa? ¿Cuánto tiempo se pierde buscando productos o preparando pedidos? ¿Hay errores frecuentes en las salidas? ¿Se identifican bien las zonas de entrada, almacenamiento y expedición? Estas preguntas te ayudarán a detectar cuellos de botella, ineficiencias y riesgos de pérdida o confusión. Y te darán la base para proponer soluciones claras.
¿Sabes organizar un almacén? Seguro que sí. Lo estudiaste en asignaturas de gestión de inventarios y layout logístico. Y en una empresa de alimentación, eso se nota desde el minuto uno.
Una cámara frigorífica mal organizada no solo genera retrasos: provoca errores, desperdicio de producto y pérdidas económicas. Y lo mismo pasa con un almacén sin orden claro, donde cada operario coloca “donde ve sitio” y nadie tiene una visión global. Aquí es donde puedes aplicar todo lo que ya sabes. Puedes rediseñar el espacio físico agrupando productos por tipo, rotación, peso o fecha de caducidad. Puedes proponer rutas internas lógicas para preparar pedidos más rápido. Puedes etiquetar estanterías, definir zonas de recepción y expedición, y crear -con tu Excel- un sistema de control de ubicaciones y movimientos.
¿Te parece básico? No lo es. Es lo que convierte un caos artesanal en una operativa profesional. Y tú puedes ser quien lo haga posible.
¿Y si introduces herramientas digitales? Tecnología sin grandes inversiones
Durante tu grado te formaste en herramientas digitales: hojas de cálculo, bases de datos, sistemas de gestión ERP, apps logísticas… Pero muchas pequeñas empresas aún no han dado ese paso. Algunas ni siquiera registran sistemáticamente las ventas. O lo hacen a mano. O en una hoja de Excel sin fórmulas. O sin control de versiones. O con errores que nadie detecta. La realidad es que la ofimática moderna no ha llegado del todo. Y cuando lo ha hecho, a menudo no se usa con la lógica ni la estructura que requiere una gestión logística eficaz.
Aquí puedes aportar muchísimo. Con lo que ya sabes puedes transformar esa hoja desordenada en un pequeño sistema de control: aplicar filtros, validar datos, automatizar cálculos, crear alertas de stock mínimo o diseñar un registro diario de incidencias. Puedes usar macros, pero no es necesario. Basta con saber estructurar bien la información. También puedes introducir herramientas gratuitas para la planificación de rutas, el seguimiento de pedidos o la trazabilidad. No hace falta un gran ERP. Hace falta criterio. Y tú lo tienes.
Porque si la empresa empieza a recoger y analizar sus datos de forma ordenada -qué productos se venden más, cuáles generan más reclamaciones, qué zonas tienen más entregas fallidas- podrá adaptarse, corregir errores y crecer. Y tú habrás sido quien lo ha hecho posible.
¿Y todo esto cómo te ayuda a ti?
Porque no solo vas a trabajar: vas a demostrar tu valor. Vas a profesionalizar una empresa. Vas a asumir responsabilidades. Y si lo haces bien, vas a generar un impacto directo. Eso no es algo que puedas hacer en una gran empresa desde el primer día. Pero en una pequeña empresa sí. Y ese aprendizaje te hará crecer.
En Kokargo creemos firmemente que los jóvenes graduados en logística tienen mucho que aportar a las pequeñas empresas. El sector alimentario es uno de los que más puede beneficiarse de vuestra mirada analítica, vuestra capacidad de orden y planificación, vuestra formación en eficiencia.
No hace falta que la empresa tenga un software avanzado. No hace falta que tenga un departamento logístico. Basta con que te tenga a ti. Si sabes dónde buscar, encontrarás pequeñas empresas deseando dar ese paso hacia una logística mejor. Y tú puedes ser quien lo lidere.
Si te ves aportando valor desde el primer día, no lo dejes en teoría. En Kokargo publicamos regularmente ofertas de empleo para perfiles como el tuyo: planificación, operaciones, almacén, seguridad logística… Echa un vistazo a nuestras vacantes actuales y encuentra el lugar donde poner en práctica todo lo que sabes.